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Voltaire (1694-1778)
El
carácter contradictorio de Voltaire se refleja tanto en sus escritos como en
las opiniones de otros. Parecía capaz de situarse en los dos polos de cualquier
debate, y en opinión de algunos de sus contemporáneos era poco fiable,
avaricioso y sarcástico. Para otros, sin embargo, era un hombre generoso,
entusiasta y sentimental. Esencialmente, rechazó todo lo que fuera irracional e
incomprensible y animó a sus contemporáneos a luchar activamente contra la
intolerancia, la tiranía y la superstición. Su moral estaba fundada en la
creencia en la libertad de pensamiento y el respeto a todos los individuos, y
sostuvo que la literatura debía ocuparse de los problemas de su tiempo. Estas
opiniones convirtieron a Voltaire en una figura clave del movimiento filosófico
del siglo XVIII ejemplificado en los escritores de la famosa Enciclopedia
francesa. Su defensa de una literatura comprometida con los problemas sociales
hace que Voltaire sea considerado como un predecesor de escritores del siglo XX
como Jean-Paul Sartre y otros existencialistas franceses.
Todas
las obras de Voltaire contienen pasajes memorables que se distinguen por su
elegancia, su perspicacia y su ingenio. Sin embargo, su poesía y sus obras
dramáticas abusan a menudo de un exceso de atención a la cuestión histórica y a
la propaganda filosófica. Cabe destacar, entre otras, las tragedias Brutus
(1730), Zaire (1732), Alzire (1736), Mahoma o el fanatismo (1741), y Mérope
(1743); el romance filosófico Zadig (1747); el poema filosófico Discurso sobre
el hombre (1738); y el estudio histórico Carlos XII (1730).
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