
El positivismo científico es problemático porque es fiable. En primer lugar, porque es dudoso que en el conocimiento científico existan hechos puros, independientes de toda idea o teorías previas, con los cuales puedan contrastarse las hipótesis para ver si resultan confirmadas o refutadas. Los hechos no están siempre ahí, locuaces y hablando por sí mismos. A lo más, contestan si se les pregunta. Su contestación depende, en alguna medida, de la pregunta que se les hace. Y el científico hace unas u otras preguntas según las ideas previas, explícitas o no, que le vienen de la cultura en que vive o que, a partir de esa cultura, se le ocurren o concibe. Según esas ideas y los medios en cada momento disponibles, selecciona los hechos que le parecen pertinentes y los aspectos y datos que estima oportunos.
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