miércoles, 23 de octubre de 2013

ciencia

Ciencia es todo lo que se puede discutir. Lo cual afecta también al método científico. Ese método es, por supuesto, y precisamente por ser científico, discutible. Y lo es, en resumen, porque, a pesar de su ingente poder cognoscitivo y de su inigualada eficacia práctica, es falible. El conocimiento humano, incluso el más certero y profundo, termina siempre, según Heidegger, en una pregunta. Sea lo que fuere de todo conocimiento humano, cuestión en la que ahora no voy a entrar, así termina siempre -en una interrogante- todo conocimiento científico.
El positivismo científico es problemático porque es fiable. En primer lugar, porque es dudoso que en el conocimiento científico existan hechos puros, independientes de toda idea o teorías previas, con los cuales puedan contrastarse las hipótesis para ver si resultan confirmadas o refutadas. Los hechos no están siempre ahí, locuaces y hablando por sí mismos. A lo más, contestan si se les pregunta. Su contestación depende, en alguna medida, de la pregunta que se les hace. Y el científico hace unas u otras preguntas según las ideas previas, explícitas o no, que le vienen de la cultura en que vive o que, a partir de esa cultura, se le ocurren o concibe. Según esas ideas y los medios en cada momento disponibles, selecciona los hechos que le parecen pertinentes y los aspectos y datos que estima oportunos. 

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